domingo, 19 de junio de 2011

Tu sonrisa...

Todo comenzó la tarde de un Viernes, donde la mezcla entre lluvia y frío, hacía que el paso de los transeúntes se acelerara. A mí, no me era indiferente el clima, pero la emoción de verte hizo que mi mente le trasmita a mi cuerpo la idea de que con un simple suéter me iba a sentir abrigada... Bueno, la idea no funcionó como esperaba, pues tuve que recurrir a un par de guantes de emergencia, que decidí llevar en mi bolso. 

Las horas transcurrían y era inevitable que cada 30 segundos observara mi reloj, tratando de conseguir adivinar el tiempo de tu llegada, por eso decidí sentarme en un muro del exterior de  algo que se veía como un casino, bajo la mirada intrigada de un guardia de seguridad, que deseaba ser testigo presencial de la persona a quién tanto esperaba. No pasaron ni 10 minutos y de repente, junto a la acera, se detuvo un auto del cual vi bajar a una de las más hermosas criaturas, Tú!

Caminaste en dirección hacia mí y fue inevitable que en mi rostro se dibujara una gran sonrisa, la misma que fue tan contagiante, pues también sonreíste. Te acercaste a saludarme y al rozar tu mejilla con la mía pude percibir un aroma celestial que se desprendía de tu piel... Como teníamos ansías de hablar, decidimos ir al lugar más cercano y sin cruzar tantas calles, nos sentamos en una plaza para tomar un café (que en realidad terminó siendo otra bebida). 

 Las horas pasaron y las palabras fluyeron, poco a poco lo que empezó como una tímida conversación, se transformó en una interesante "tertulia". Tu sonrisa me distraía a ratos, luchaba por concentrarme en el intercambio de palabras y más aún, en que no te dieras cuenta las veces que mis ojos examinaban cada parte de tu rostro, pero fue en vano. Hubieron momentos de silencio en los cuales, lo único que hacíamos era mirarnos y sonreír, fue un juego en el que ambas partes quería evitar levantar sospecha de los más obvios y profundos pensamientos que fluían a medida en que pasaban los minutos.
Todo se tornó en una verdadera lucha por resistir tus miradas y no perderme en tus hermosos ojos, pues mi mente empezaba a procesar ideas que querían ser llevadas a la acción, resumidas en un beso. Fue el primer pensamiento que cruzó por mi cabeza, pero el temor a ser descubierta, hizo que lo disimulará de la manera más perfecta.

La tarde iba pasando y llegó la hora de tu partida, en ese instante hasta el cielo logró comprender la tristeza que inundó mi corazón, pues las nubes cedieron a las lágrimas, reflejadas en una fuerte lluvia... Este fue el mejor pretexto para acompañarnos, porque decidimos usar un mismo taxi. Mientras íbamos en el auto, el silencio inundó el ambiente, mi mente no procesaba otra idea que no sea la de besar tus labios, pero decidí ser fuerte y ocultarla una vez más. 
 Al llegar a tu destino, nos miramos y antes de bajar del auto, me diste un beso en la mejilla,  el cual desató un estallido de latidos acelerados en mi corazón, luego sonreíste y me dijiste que me cuidara, fue allí que, por Tu Sonrisa, supe que este era el inicio de una gran y bonita historia... Y no me equivoqué, porque hoy sigues a mi lado!

¡El remedio para alegrar mi vida es Tu Sonrisa!

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